La Archidiócesis de Zaragoza suma 300 grupos de trabajo para realizar sus aportaciones al Sínodo 2021-2023
La Archidiócesis de Zaragoza suma ya 300 grupos de trabajo en la fase diocesana del Sínodo, que se inició el pasado mes de octubre y se prolongará hasta mayo de este año, cuando se sumen las propuestas de todas las diócesis españolas y se envíen a Roma. Le seguirá una fase continental y, por último, la fase universal, que culminará con la reunión de obispos de todo el mundo en octubre de 2023.
El coordinador de la fase diocesana del Sínodo en la Arhidiócesis de Zaragoza, Ángel Lorente, un laico casado, ya jubilado, que ha sido profesor e inspector de Educación, ha dicho que la mayoría de esos 300 grupos son parroquiales.
Según ha contado en declaraciones a Europa Press, se están impulsando otras iniciativas, como un cuestionario individual y anónimo que se publicó antes de Navidad y que ya ha sido contestado por más de 200 personas, al que se accede a través de la página web puesta en marcha para impulsar el plan pastoral diocesano, que estará vigente durante cuatro años y que está “completamente unido al proceso sinodal”.
Se trata de la web “Vita” que ofrece numerosos contenidos. Por lo que se refiere al cuestionario, Lorente ha aclarado que está abierto a personas creyentes, no creyentes y agnósticos, para que den su opinión sobre la Iglesia. Además, se han organizado otras actividades, como reuniones y sesiones de información, y se está poniendo en marcha un cuestionario para escuchar a las personas que son atendidas por Cáritas.
Formación
Los coordinadores de los grupos sinodales van a recibir su segundo taller de formación el próximo miércoles, 19 de enero, de 19 a 21 horas, de manera presencial en la Casa de la Iglesia u online, a través de un enlace de YouTube que se facilitará por correo electrónico.
En el taller, intervendrán dos coordinadoras de las parroquias de La Presentación de la Virgen y de Monzalbarba, para comunicar su testimonio sobre cómo llevan a cabo su proceso sinodal en sus comunidades.
También se ha enviado una carta a los monasterios de vida contemplativa para que el equipo sinodal diocesano pueda visitarlos en breve, cuando sea posible, ante la nueva situación sanitaria de la pandemia del coronavirus.
Respuesta positiva
Lorente, ha considerado que las iniciativas puestas en marcha están obteniendo una respuesta positiva.
“Parece que hay interés, incluso de personas alejadas de la Iglesia”, ha dicho, lo cual “es un motivo de alegría” porque el papa Francisco también quiere escuchar la opinión de otras religiones, “de personas que están en ámbitos de lejanía de la Iglesia o que estuvieron en ella en su día y se marcharon”, ha contado.
Ha añadido que esta diócesis está siendo “muy activa y creativa en este proceso”, permitiendo a los fieles tener una experiencia comunitaria y tratar, por grupos, sobre “cómo está la Iglesia, en qué necesita mejorar, en qué necesita cambiar”, ha glosado el coordinador.
Ha remarcado al respecto: “Son opiniones del Pueblo de Dios, desde la base, para que luego se haga un discernimiento y haya cambios a medio y largo plazo” ya que cuando acabe el Sínodo, en octubre de 2023, “habrá otro proceso de aplicación, de implementación” para hacer una Iglesia más sinodal “que es la meta”, ha expuesto Lorente.
Una Iglesia más participativa
El lema del Sínodo es ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión‘. El objetivo, ha detallado el coordinador, “es construir una Iglesia más participativa“, con presencia de todos y “más capacidad de decisión”.
Ha apuntado que en Zaragoza ya se ha trabajado en esta línea a través de los planes pastorales que se han impulsado en los últimos años. “No es nuevo, pero el poder de convocatoria de un Papa a todas las diócesis del mundo, con esa apertura, es un hito”, ha esgrimido.
A su juicio, en la historia reciente de la Iglesia “no ha habido un acontecimiento como éste” y “me atrevería a decir que es el más importante después del Concilio Vaticano II; es una opinión, si bien también la comparte algunos expertos“.
Ha recordado que en el Concilio Vaticano II, celebrado en los años 60 del siglo pasado, “se insistió mucho en que la Iglesia es el Pueblo de Dios” y por eso “todos tenemos derecho a participar y ser escuchados, tanto jerarquía, como obispos, sacerdotes, religiosos y laicos”.
Para Lorente, después de que el clericalismo haya tenido “mucho peso” en la historia de la Iglesia, “hay que ir sentando unas bases para que todos participemos”. Asimismo, ha estimado que el papel de la mujer va a tener protagonismo en este Sínodo.
A colación, ha apostado por dar mayores responsabilidades a las féminas ya que si bien “se han dado pasos, hay que avanzar más”. Ha comentado que en la Archidiócesis de Zaragoza ya hay cinco mujeres que están al frente de delegaciones episcopales, las de pastoral, apostolado seglar, inmigración, pastoral penitenciaria y pastoral obrera.
La Iglesia en un país secularizado
Lorente ha observado que hay también que tratar sobre cómo evangelizar, cómo presentar el mensaje de Jesucristo, que sigue siendo “contemporáneo”, “a muchas personas que no lo conoce porque España es un país cada vez más secularizado”.
Por todo esto, ha sintetizado, la Iglesia “tiene mucho que cambiar, ser menos clerical, más misionera, más samaritana y dar más papel a la mujer, al laicado; estamos en ese proceso, que nos puede ayudar a convertirnos a todos”.
En la web ‘Vita’, existen diferentes materiales de trabajo y la semana que viene se van a ofertar nuevos, sobre el papel de la mujer en la Iglesia, el laicado, los pobres, las celebraciones de la fe, la autoridad y el poder en la iglesia y evangelizar en las periferias sociales. “Pensamos que son temas muy importantes”, ha apostillado.
El equipo sinodal de Zaragoza, encabezado por Lorente –el único laico que ostenta esta coordinación en todo Aragón– está compuesto por cinco personas: tres hombres y dos mujeres, que son dos sacerdotes, dos laicos y una religiosa.
Conclusiones
El coordinador ha comentado que tras todo este proceso, el 13 de mayo, en Zaragoza, habrá una asamblea diocesana con el obispo, monseñor Carlos Escribano, “donde se presentarán las principales conclusiones y se abrirá un diálogo para ver qué incorporar” ya que habrá que hacer una síntesis en diez folios con todas las aportaciones, que, a su vez, se podrá en común con las de todas las diócesis, para enviar una conjunta a Roma.
La fase diocesana del Sínodo está estructurada por reuniones de grupo en las parroquias y concluirá con el envío por parte de la Conferencia Episcopal Española de una síntesis final a la Secretaría General del Sínodo.
Esta procederá a la redacción del primer documento de trabajo antes de septiembre 2022, momento en el que comenzará la fase continental, abierta hasta marzo de 2023.
A partir de entonces, la Secretaría General procederá a la redacción del segundo documento de trabajo, que finalizará antes de junio 2023 y que enviará a los participantes de la XVI asamblea general del Sínodo de los Obispos que tendrá lugar en el Vaticano en octubre de 2023, a la cual seguirá la fase de actuación que implicará nuevamente a las Iglesias particulares.