El Círculo de Silencio de Málaga escucha el grito de quienes sufren
En la noche del miércoles, la Delegación Diocesana de Migraciones de Málaga ha realizado un nuevo círculo de silencio para sumarse a la Jornada Mundial de los Pobres, prevista para el domingo el 14 de noviembre.
Esta jornada fue instituida por Francisco con el objetivo de sensibilizar sobre la escucha del grito de los pobres y los que sufren. En esta quinta edición, el Papa realizar un llamamiento a los cristianos y a los gobiernos de todo el mundo, para que intervengan con urgencia y de una manera nueva, porque los pobres, también a causa de la pandemia, han aumentado de manera desproporcionada.
“Los creyentes, cuando quieren ver y palpar a Jesús en persona, saben a dónde dirigirse, los pobres son sacramento de Cristo, representan su persona y remiten a él”, escribe en su mensaje A los pobres los tienen siempre con ustedes (Mc 14, 7). Francisco subraya con fuerza: “quienes no reconocen a los pobres traicionan la enseñanza de Jesús y no pueden ser sus discípulos”. Los pobres están “en el centro del camino de la Iglesia”. El Papa recuerdo lo escrito en Evangelii gaudium donde dice “no a una economía de la exclusión y la inequidad”, “no” a una economía que mata: “para un sistema económico que pone en el centro los intereses de algunas categorías privilegiadas” los pobres, de hecho, “constituyen una carga intolerable”.
En la realización del Círculo, José Luis Fernández Orta, responsables diocesano, planteó que “nuestro silencio es el de las personas que han visto ahogados sus gritos –por desgracia su ahogo, en la mayoría de las ocasiones no es simbólico–“. Un lamento “ante el dolor de quienes sufren el hambre, la persecución política, cultural o religiosa. Es una llamada a mejorar las condiciones laborales en los países de origen para que quien quiera no tenga que emigrar y reclamar que entre todos debemos buscar una solución en el origen del problema. Es una denuncia de quienes se lucran con la miseria de los más pobres. Es un intento de cambiar legislaciones que hieren y laceran los derechos más fundamentales de las personas. Es una repulsa ante las actuaciones de gobiernos que permanecen impasibles ante las llamadas de los necesitados y ponen trabas físicas, judiciales, policiales y armadas a sus demandas, cuando levantan muros y vallas imposibles de atravesar y que se han convertido más en una trampa mortal que en un obstáculo”.
Redacción de Noticias Obreras.