Apostolado del mar lamenta la muerte de otros dos marineros cerca de A Coruña
Dos trabajadores del mar de 45 y 47 años de edad han perdido la vida en aguas cercanas a San Andrés de Teixido, cerca de Cedeira, A Coruña, al volcar el barco «Sempre Güeto”, cuando volvía de faenar en el Cantábrico.
La embarcación de Portosín volvía a Galicia, como tantas otras, tras haber puesto fin a la campaña del boquerón en Avilés. Con algo de mar de fondo, viento del noroeste de fuerza siete y olas de entre dos y tres metros, la travesía no representaba especial peligro para un barco de 22 metros de eslora. Sin embargo, a las 13:30 horas del pasado jueves, un fuerte golpe de mar provocó que el barco quedara con la quilla al sol.
El patrón y armador Ángel Güeto Varela había lanzado una llamada de auxilio, cuando el barco, dedicado a la pesca de cerca, comenzó a escorarse. Otra barco, que estaba a quince minutos del Sempre Güeto, emitió la señal de socorro y puso rumbo al lugar del naufragio, aunque fue el Argote 2, de su hermano Herminio Güeto, el que llegó primero. Ocho de los diez tripulantes fueron aupados a cubierta en relativamente poco tiempo. No así, los dos marineros restantes, que acabaron perdiendo la vida.
Kiko Betanzos Gómez pudo ser rescatado por otro cerquero que navegaba con el grupo, el Sempre Urbegui, pero su estado era crítico. Un helicóptero de Salvamento le condujo hasta Alvedro, donde una ambulación le llevó al hospital. A eso de las cinco de la tarde, se le dio oficialmente por muerto.
En el mar, la dotación de Salvamiento marítimo y los demás barcos de la flota al a que pertenecía la embarcación volcada proseguían la búsqueda del otro marinero desaparecido, Abdelkabir Aniba, al que llamaban Aníbal. A las pocas horas, el Pasa Aquí dio con su cadáver, que fue trasladado al puerto de Cedeira, al que acudieron los barcos que habían participado en el operativo de rescate.
Kiko Betanzos Gómez, de 47 años de edad, vecino de Portosín, estaba casado y tenía un hijo. Formaba parte de la tripulación del Sempre Güeto desde hacía tiempo y entre sus tareas estaba la preparación del pescado para su comercialización.
AbdelKabir Aniba, de 45 años de edad, había dejado Marruecos para dedicarse a la pesca en Portosín, siendo uno de los primeros extranjeros en ocuparse en el trabajo en el mar. Consiguió que su mujer y su hija mayor se establecieran con él en la localidad gallega, donde nacieron su segunda hija y su hijo pequeño. Llevaba poco tiempo, en comparación, con la tripulación del Sempre Güeto. Antes había estado enrolado en el Río Novo y el Maruxía.
Máxima protección a las familias
El obispo de Tuy-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, miembro de la subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana de la Conferencia Episcopal Española, además de promotor del Apostolado del Mar Stella Maris, ha lamentado lo ocurrido a los dos trabajadores, de los que ha dicho que “han pagado con su vida el duro ejercicio de la noble profesión de las gentes de la mar en estos tiempos de crisis”.
Además ha pedido “para sus familias la máxima protección social posible”, al tiempo que recuerda “la dureza del trabajo de los hombres del Mar, con jornadas largas y difíciles, siempre con la incertidumbre del tiempo, siempre con la angustia de “los golpes del mar”.
Ha recordado que en Portosín se celebra la fiesta de la Virgen del Carmen, en memoria de todos los marineros náufragos y se entona la “Salve Mariñeira” para pedirle a la Virgen su protección. Este año se pedirá la intercesión por los dos marineros fallecidos y sus familiares, que cuentan, con “la oración de todo el Apostolado del Mar, con la de sus responsables y con la de toda la Iglesia”.
Redactor jefe de Noticias Obreras