Por la defensa de la vida en el trabajo
Vivimos tiempos convulsos, momentos complicados y de incertidumbre tanto a nivel social, económico. como laboral. Se han roto demasiados puentes y lazos que inciden directamente en la salud de las personas sobre todo en los más débiles, empobrecidos, precarios, trabajadores autónomos, asalariados por cuenta ajena…Para verlo no hay más que pasear por nuestras ciudades y contactar con las personas que las habitan, acompañarlas, escucharlas, empatizar con sus inquietudes, miedos e incertidumbres. Duelen las entrañas al ver las colas de necesitados, las expresiones de sus rostros hablándonos de dolor, tristeza, necesidades no cubiertas, en definitiva, de injusticia social por falta de trabajo o el trabajo precario e indigno.
También se alegra el alma al comprobar tanta solidaridad en los voluntarios autoorganizados o en instituciones como Cáritas Diocesanas, Cruz Roja y tantas otras. Todas ellas hacen realidad el llamamiento del Papa Francisco a “Tender puentes y derribar muros”, habilitar espacios de comunicación que faciliten colaboración fraterna afectiva y liberadora. Pero esta solidaridad no puede hacernos olvidar en dónde radica la causa de esas pobrezas y sufrimientos.
Justamente en este tiempo de primavera celebramos numerosos eventos relacionados con el mundo del trabajo. El 28 de abril, día internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo; y el 1º de mayo, solemnidad de san José Obrero y el día internacional de los trabajadores. Este día, las organizaciones sindicales y políticas, se unen, en una voz, reivindicando y pidiendo en sus manifiestos, los derechos de los trabajadores, en consonancia con la Organización Internacional del Trabajo. La Iglesia no es ajena a esta realidad de injusticia, anunciando y denunciando la indignidad del trabajo que provoca pobreza, exclusión e incluso muerte, mediante la iniciativa “Iglesia por el trabajo decente” (ITD). En la misma línea también la HOAC participa con sus campañas “Trabajo digno para una sociedad decente” o “La persona es lo primero”.
Según la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo se producen en España 9000 muertes a causa de tumores malignos de origen laboral y 80 000 casos de enfermedades profesionales. Y qué decir de la falta de recursos y medios de protección que ha puesto de manifiesto esta pandemia que azota al planeta sobre todo en los servicios sanitarios y asistenciales. ¿Cuántos profesionales han padecido y continúan padeciendo la precariedad en el desempeño de sus funciones, misión y propósito que no es otro que sanar y salvaguardar vidas humanas? ¡Demasiados han perdido la salud y la vida poniendo sus conocimientos y entregándose en cuerpo y alma al servicio de toda la sociedad!
La prevención es posible y un deber moral,
porque está en juego la salud física, mental y espiritual
de esta humanidad dañada, así como la del planeta que nos cobija.
A lo largo de mi carrera profesional como enfermero, muchos compañeros y amigos luchamos contra las enfermedades derivadas de la precariedad de las protecciones en las instalaciones, así como los equipos de protección individuales con los que se trabajaba. La pandemia ha vuelto a poner en primer plano ese recuerdo y esta exigencia. Las causas de la pobreza y de la siniestralidad laboral tienen su raíz, en primer lugar, en el modelo económico-economicista que prima el lucro sobre el bien común, en segundo lugar, en la precariedad e inseguridad-estabilidad de los empleos tanto en el sector público como privado, y en tercer lugar, en un sistema injusto que ha puesto en el centro de la vida social al dinero, en lugar de poner al ser humano.
Hacer patentes los problemas y sus causas es el primer paso para luchar y evitar que se siga poniendo en riesgo la vida en el trabajo. La prevención es posible y un deber moral, porque está en juego la salud física, mental y espiritual de esta humanidad dañada, así como la del planeta que nos cobija. Como recuerda el papa Francisco “no nos hagamos insensibles ante la práctica del descarte que se expresa en la obsesión por reducir los costes laborales”.
Desde la Hermandad Obrera de Acción Católica en su 75 aniversario, animamos a todos los cristianos y personas de bien a implicarnos en la defensa de la vida en el trabajo, como homenaje a todos los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y la lucha.
Militante de la HOAC de Granada