Lucha, unidad, perseverancia y solidaridad en defensa de los puestos de trabajo

Lucha, unidad, perseverancia y solidaridad en defensa de los puestos de trabajo
En el centro, Pedro Expósito, presidente comité de empresa; junto con Gerardo Labrador e Inma Parreño, presidente y responsable de Compromiso de la HOAC de Sevilla, respectivamente.

Se llama Pedro, y es el presidente de comité de Empresa de la planta de Aernnova en Sevilla que ha mantenido, junto a sus compañeros y compañeras de trabajo, un pulso de 82 días en huelga frente a un expediente de regulación de empleo (ERE) con el que la empresa pretendía dejar fuera a casi la mitad de la plantilla.

Nos cuenta que ha sido un proceso duro porque ha sido una huelga muy larga en la que muchas familias han pasado muchas necesidades; porque cada día, a las 6 de la mañana, la asamblea de trabajadores se concentraba en la puerta de la empresa haciendo patente y presente su negativa a una medida unilateral e injustificada, que se excusaba en la pandemia y en motivos de producción sin tener en cuenta la incertidumbre y precariedad en la que colocaban a tantas personas trabajadoras y a sus familias; porque frente a las propuestas de sentarse en una mesa a buscar otras soluciones siempre han encontrado la indiferencia y la obcecación de la gerencia y la dirección de recursos humanos de la empresa.

Pero también nos cuenta la experiencia de vivir la solidaridad y el apoyo mutuo, dentro de la propia plantilla, porque la respuesta ha sido no solo de quienes estaban afectados por el ERE, sino de toda la asamblea de trabajadores, porque el estar unidos les ha hecho más fuertes; y fuera de la empresa porque han recibido la solidaridad de otros comités, del sindicato, de los trabajadores de otras empresas y de otras organizaciones, como la propia HOAC de Sevilla, que les han ayudado en su caja de resistencia, y de partidos políticos como PSOE y Unidas Podemos y ayuntamientos como el de Sevilla y San José de la Rinconada, que han llevado a sus instituciones iniciativas reclamando la resolución del conflicto.

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El 28 de febrero llegan a un acuerdo que es aprobado por la mayoría de la asamblea de trabajadores. Reconocen que no han podido llegar al planteamiento inicial, pero la responsabilidad, por los compañeros que salían de la empresa y por los que se quedaban les ha llevado a aprobar este acuerdo, ya que se ponía en peligro los trabajos que actualmente tenía la empresa. Mejoran las condiciones de despido y consiguen una bolsa de personal en excedencia con posibilidad de ser recuperados. Sabor agridulce que siempre reconocemos en estos dolorosos procesos donde los números y las posibilidades no nos hacen olvidar que son personas, que son proyectos de vida los que están en la mesa.

Queda como experiencia vital y colectiva la unidad que han mantenido todos los trabajadores de taller, la perseverancia de cada día en el duro invierno a las puertas de la empresa, la solidaridad que han percibido por parte de otros muchos trabajadores y trabajadoras.

Afrontan la vuelta al trabajo con la gran incoherencia de la empresa que despiden a compañeros y compañeras y les piden a los que se quedan que echen horas extras para sacar adelante la carga de trabajo y Pedro nos dice, “por ahí no vamos a pasar”.