Francisco pide que “veamos y nos preocupemos” de los desplazados climáticos
El Vaticano presenta un documento de orientaciones pastorales que se centran “exclusivamente en los desplazados climáticos”, es decir, aquellas personas o grupos de personas que se han visto obligadas a abandonar su lugar de residencia habitual a causa de una crisis climática aguda.
“Quienes han sido expulsados de sus hogares por culpa de la crisis climática necesitan ser acogidos, protegidos, promovidos e integrados. Quieren volver a empezar. Para que puedan crear un nuevo futuro para sus hijos, es necesario que se les permita hacerlo y se les tiene que ayudar. Acoger, proteger, promover e integrar son todos los verbos que se corresponden a acciones útiles. Quitemos, entonces, uno por uno, esos escollos que bloquean el camino de los desplazados, aquello que les reprime y margina, que les impide trabajar y acudir a la escuela, lo que les convierte en invisibles y les niega su dignidad”, señala el papa Francisco en el prólogo del documento.
Y ese es el objetivo principal del documento, apartar los escollos que niegan la dignidad de cada persona y “proporcionar un conjunto de consideraciones útiles” para todo el pueblo de Dios “en la planificación pastoral y en el desarrollo de programas de ayuda a los desplazados climáticos”. Se trata de “tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar” (Laudato si’, 19). Las orientaciones invitan a ampliar la forma en que miramos este drama de nuestro tiempo. El documento impulsa a ver la tragedia del desarraigo prolongado que hace gritar a nuestros hermanos y hermanas, año tras año: “No podemos volver atrás y no podemos empezar de nuevo”. Unas orientaciones que inducen a tomar conciencia de la indiferencia de la sociedad y de los gobiernos ante esta tragedia. Y reclaman “que veamos y nos preocupemos” para actuar juntos y juntas, exhorta Francisco.
La crisis climática tiene rostro humano
El documento, contiene hechos relevantes, interpretaciones, políticas y propuestas sobre el fenómeno de los desplazados climáticos. La crisis climática tiene un rostro humano, es una realidad para millones de personas en todo el mundo y en particular para los habitantes de las periferias existenciales. El magisterio de la Iglesia católica ha considerado anteriormente la situación de los desplazados internos y ha desarrollado reflexiones y sugerencias sobre su atención pastoral.
Las orientaciones se presentan con diez puntos asociados a los retos y las respuestas que plantean el desplazamiento generado por el cambio climático y a sus víctimas: el primero está dedicado a un estudio general sobre el tema, con el fin de aclarar el estado de la cuestión en cuanto a la relación entre la crisis climática y el desplazamiento. Los nueve puntos siguientes se centran en aspectos concretos del fenómeno. Parten de la necesidad de promover la concienciación sobre el tema, para que todos “abran los ojos a la realidad del impacto que la crisis climática tiene sobre la existencia humana”. Concluye con un capítulo dedicado a algunas indicaciones prácticas sobre cómo utilizar el documento, dirigidas principalmente a las Iglesias locales y a otros actores católicos.
Protagonismo de los descartados para acceder al “mínimo absoluto”: tierra, techo y trabajo
Una de las respuestas planteadas en el documento relativa al ejercicio de una influencia positiva en la formulación de políticas (cap. 6) debe reconocer el protagonismo y “la sabiduría que proviene de los pobres”, pues al ignora esta cuestión –se apunta en el texto– “cualquier plan, política o estrategia que no reconozca la sabiduría del Espíritu presente en ellos, muy probablemente, fracasará”.
En este sentido, “la Iglesia católica está llamada a garantizar que se escuchen y tengan en cuenta las opiniones de los más vulnerables, como los desplazados climáticos”. Es urgente la concreción de políticas promuevan una “real conversión ecológica”, para cuidar de la casa común y de los más vulnerables. De ahí que la política debe hacer “todo lo posible a fin de que todos puedan tener la mínima base material y espiritual para ejercer su dignidad y para formar y mantener una familia, que es la célula primaria de cualquier desarrollo social. Este mínimo absoluto tiene en lo material tres nombres: techo, trabajo y tierra [Cfr. Fratelli tutti, 127]; y un nombre en lo espiritual: libertad de espíritu, que comprende la libertad religiosa, el derecho a la educación y todos los otros derechos cívicos”. La Iglesia aboga por el reconocimiento y la protección de los desplazados a causa del cambio climático, defendiendo sobre todo sus derechos humanos y prestándoles asistencia humanitaria, de conformidad con el derecho internacional.
Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)