Trabajadores cristianos de Huelva se movilizan contra el enterramiento de residuos
Más de 100 colectivos de Huelva, entre los que se encuentra la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) diocesana, han mostrado su rechazo al proyecto de recuperación de las balsas de fosfoyesos que planea la empresa Fertiberia.
El presidente diocesano de este movimiento de trabajadores cristianos, Eugenio García, explica que como “movimiento obrero de Acción Católica no podemos ni debemos callar ante una situación de deterioro de nuestro ecosistema y debe denunciar un terrorismo medioambiental que está condenando nuestra salud, nuestras condiciones de trabajo y lo más importante, hipotecando las futuras generaciones al dejarles un planeta sin recursos naturales y contaminado”.
La empresa de fertilizantes Fertiberia mantiene desde hace décadas balsas de fosfoyesos en Huelva, en zonas de dominio público de marismas y cauces públicos del estuario del río Tinto. Los residuos acumulados, que la empresa simplemente quiere tapar, tienen efectos cancerígenos y tóxicos para la salud humana, por su concentración de mercurio y arsénico y causan graves patologías.
El Gobierno central ha autorizado a la empresa química a actuar a la zona, después de una declaración de impacto ambiental positiva que ha sorprendido a los expertos. Faltan todavía las autorizaciones pertinentes de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento onubense.
Desastre ecológico
Hace cinco años, la sociedad civil de Huelva se opuso, en una movilización sin precedentes, al mismo proyecto. El entonces obispo de Huelva, José Vilaplana, calificó la balsa como “una gran cicatriz” y afirmó que “el desastre ecológico sacude las conciencias, hace estragos”.
“La cultura del descarte de la que habla el Papa, traducida al ámbito medioambiental, ha llevado a una sobreexplotación de los recursos naturales y a una contaminación industrial que han acarreado, tanto importantes problemas de salud para la población onubense, como la pérdida de especies autóctonas, algo a lo que se une un desarrollo urbanístico desacerbado que ha invadido irracionalmente nuestro espacio natural”, explicaba en su carta pastoral.
Laudato si’, la encíclica sobre ecología integral del papa Francisco acababa de ser publicada. En ella, el pontífice denunciaba la acumulación de cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no biodegradables: residuos domiciliarios y comerciales, residuos de demolición, residuos clínicos, electrónicos e industriales, residuos altamente tóxicos y radioactivos. “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”, clamaba muy gráficamente para a continuación, señalar que “estos problemas están íntimamente ligados a la cultura del descarte, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura”.
Con el mismo espíritu de unidad, aunque tomando las medidas de precaución propias del tiempo de pandemia actual, los organizadores convocaron una concentración frente al ayuntamiento, a la que acudió una persona en representación de cada entidad contraria al sellado del “mayor vertedero radioactivo de Europa”.
Por ello, se pide confianza y apoyo a la ciudadanía, con la seguridad de que, en cuanto la situación lo permita, se organizará una gran movilización de rechazo al proyecto de enterrado de las balsas, puesto que tanto el ayuntamiento como la Junta de Andalucía tienen que dar nuevas autorizaciones.
Redactor jefe de Noticias Obreras