Cáritas | «Urgen alojamientos y medidas para las personas sin hogar afectadas por la pandemia»
Las necesidades de plaza en los dispositivos para personas en situación de sin hogar de Cáritas ha aumentado un 25%, debido al impacto de la crisis sociosanitario de la COVID-19. En medio de la segunda ola, los recursos de la organización humanitaria de la Iglesia están al borde de la saturación.
“A punto de desbordar nuestra capacidad para responder a las necesidades de las personas sin hogar”, en palabras de Thomas Ubrich, técnico del Equipo de Estudios y coordinador de la investigación Las personas en situación de sin hogar acompañadas por Cáritas. Contexto en 2019 y durante el estado de alarma y la COVID-19.
Cáritas estima que actualmente unas 40.000 personas viven en la calle en España, bastante más que las 33.000 personas identificadas en el año 2015 en la Estrategia Nacional Integral para las Personas Sin Hogar.
Las plazas han aumentado durante la pandemia en un total de 1.407. Esto significa que, con la aparición de la emergencia, Cáritas está llegando a gestionar un total de 6.855 plazas para personas sin hogar. 5.448 plazas a través de su red de 469 centros en todo el país y las restantes en centros ocupacionales, empresas de inserción, casas de acogida VIH, drogodependencia, centros de urgencia y otros. Entre el el 80 y el 90% de los recursos y dispositivos de Cáritas para personas sin hogar son de titularidad propia, aunque durante el estado de alarma, las nuevas plazas generadas con colaboración pública representan el 74%.
La red de Cáritas atendió a 39.483 personas. El perfil dominante es el de un varón entre 45 y 64 años de nacionalidad española, si bien, también están llegando a los dispositivos jóvenes ex tutelados que salen de los centros de menores sin un alojamiento alternativo, mujeres que han sido víctimas de una agresión o violencia, personas que encadenan estancias temporales en casas de conocidos donde ya no pueden quedarse, o quienes sufren un trastorno de salud mental o determinadas adicciones. De hecho, dos de cada diez personas son jóvenes entre 18 y 29 años, un 18,6% del total, y que un 2,6%, menores de edad.
“El coronavirus ha puesto en primera línea la dificultad para el acceso a una vivienda digna y revelado la especial fragilidad de estas personas y la importancia de ese espacio de protección que es el hogar. Esta crisis nos ha hecho conscientes que no podemos vivir sin hogar: necesitamos independencia, de un hogar nuestro, no compartido, seguro y confortable”, afirma Ubrich, quien resalta que “la vivienda es más que nunca un elemento central de la vida, y en particular frente al coronavirus”.
“Necesitamos urgentemente de nuevas medidas, también a largo plazo ante la complejidad de la situación, así como mantener y consolidar las plazas nuevamente creadas, pero, sobre todo, avanzar hacia soluciones permanentes. No podemos olvidar que la vivienda es la primera barrera de protección para preservar la salud, la vida y la dignidad”, afirma.
No dejemos que las personas sin hogar se queden fuera. #NoTenerCasaMata. Mata sus sueños, sus oportunidades, su confianza, su salud, sus derechos. ¿Y tú qué dices? Di basta. #NadieSinHogar.
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Redactor jefe de Noticias Obreras