Los obispos de EEUU, en el Día del Trabajo, denuncian que primen las ganancias sobre la seguridad
Ante el Día del Trabajo en EEUU, que se celebra el primer lunes de septiembre, a diferencia de lo que ocurre en otros muchos países, la Iglesia estadounidense ha realizado una declaración en la que destaca que “todos estamos llamados a practicar la solidaridad con los que se encuentran en peligro”.
Este año, ha sido el arzobispo de Oklahoma City y presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), Paul S. Coakley, quien firma el manifiesto.
En este tiempo marcado por la pandemia de la COVID-19, en el que “millones de personas están sin trabajo y se preguntan cómo cubrirán sus gastos” y las personas con trabajos esenciales fuera del hogar están más expuestas al virus, las preguntas que la comunidad católica estadounidense se hace es si “ofreceremos todo lo que esté de nuestra parte al Señor para “hacer nuevas todas las cosas”, citando las reflexiones del papa Francisco, quien insiste en que Dios jamás abandona a su pueblo,”especialmente cuando el dolor se hace más presente”.
Como no puede ser de otra manera, recoge una mención a los acontecimientos que se están viviendo en el país como un agravamiento de las desigualdades e injusticias previas: “Lo que estaba mal antes de la pandemia, ahora se ha acelerado. Lo que pudo haber estado oculto para algunos ahora ha sido revelado. En este contexto, el asesinato de George Floyd fue como encender un fósforo en una habitación llena de gas”.
En cuanto a la situación de las familias y personas trabajadoras, denuncia que en algunos casos se pone el “énfasis en las ganancias más que en la seguridad”. De ahí que insista en que es “injusto porque el consumismo y el individualismo alimentan las presiones sobre los empleadores y los responsables políticos que conducen a estos resultados”.
Pero también lanza un mensaje de esperanza, en línea con el papa Francisco: “Este es el tiempo favorable del Señor, que nos pide no conformarnos ni contentarnos y menos justificarnos con lógicas sustitutivas o paliativas que impiden asumir el impacto y las graves consecuencias de lo que estamos viviendo”, para cuestionar “nuestras propias decisiones”: “podríamos preguntarnos cuando compramos productos en tiendas o en línea: ¿sabemos de dónde vienen? ¿Sabemos si las personas que las elaboraron fueron tratadas con dignidad y respeto? (…) Si no es así, ¿qué podemos hacer para remediarlo?”.
También apela al gobierno para que atienda las necesidades de nutrición, vivienda, atención médica, empleos y apoyo económico y los movimientos populares y sindicatos. En concreto expresa que “el Papa Francisco ha hecho del trabajo de los movimientos populares, que la Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD por sus siglas en inglés) apoya, un tema clave en su pontificado” y reitera que “los sindicatos y las asociaciones de trabajadores también tienen un papel central que desempeñar”.
El presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano Conferencia de Obispos Católicos aprovecha para destacar que en este tiempo de dificultades, “las organizaciones comunitarias de la CCHD han ampliado rápidamente sus esfuerzos de asistencia” y llama a ofrecer asistencia, ” desde la caridad a todos aquellos que se hayan quedado sin empleo durante este tiempo mediante donaciones a los bancos de alimentos locales y las agencias de Catholic Charities (Cáritas Católicas).
Termina su declaración hacen un llamamiento para que “aprovechemos esta prueba como una oportunidad para preparar el mañana de todos, sin descartar a ninguno”, y pide orar por “la gracia de participar en las obras de Dios para sanar lo que está tan profundamente herido en nuestra sociedad. Dejemos que nuestra respuesta al Salmo en la Misa este Día del Trabajo resuene en hechos y en verdad: “Condúceme, Señor, por tu camino santo” (Sal 5, 9).
Redactor jefe de Noticias Obreras