Las personas desplazadas internas

Las personas desplazadas internas
La situación de los desplazados internos nos interpela, sobre todo, en un país como el nuestro, donde esta figura, digamos, no existe.

La clave y el desafío para nosotros es encontrar esos desplazados internos que acompañan de forma invisible nuestra vida cotidiana y que están más cerca de nosotros de lo que creemos. Me refiero, por ejemplo, a aquellos que se desplazan en función de la temporalidad de los trabajos que se les permite realizar y gracias a los que pueden vivir.

A este respecto, la cuarta frase de mensaje del papa Francisco nos dice que para «crecer es necesario compartir», y nos remite concretamente a las primeras comunidades cristianas, donde tenían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía.

La vida de aquellas primeras comunidades era el fiel reflejo de la voluntad de un Dios que puso los bienes de la tierra a disposición de todos, y no de unos pocos. Tomar conciencia que todo es de todos es clave para entender el mensaje cristiano que nos invita a crear continuamente la familia humana, que continuamente se ve amenazada por los intereses particulares y egoístas.

La cuarta frase nos remite a la promoción de las personas, para lo cual es necesario que ella misma se involucre activamente en su propio proceso y sea protagonista del mismo. Tal y como nos dice el papa Francisco, a veces, el impulso de servir a los demás nos impide ver sus riquezas.

Las necesidades básica y la urgencia por atenderlas nos puede hacer caer en el mero asistencialismo cuando se trata de acoger y acompañar a las personas migrantes.

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Son muchas las áreas y dimensiones que es necesario acompañar, y esto pasa por descubrir las aptitudes, valores, habilidades y la riqueza que toda persona tiene.

En su última frase, el Papa incide en algo que es indispensable para construir, que es colaborar. Todos de una forma u otra, como pueblo de Dios, estamos llamados por vocación a colaborar y arrimar el hombro.

La construcción del reino de Dios es un compromiso común de todos. Y para colaborar debemos estar y permanecer unidos, no sirven para la construcción del reino las divisiones y las discordias.

El llamamiento es a toda la humanidad, que en estos momentos de pandemia se encuentra en la misma barca. No dejemos de remar juntos para preservar la casa común y que nadie quede atrás como consecuencia de la pandemia causada por el COVID19.